La tercera jornada de la serie Connecting Ideas tuvo lugar el pasado 30 de marzo, bajo el título «Passivhaus. ¿Moda o necesidad?».

Desde su creación en Alemania en 1990, el estándar Passivhaus ha ido desarrollándose y extendiéndose a numerosos países, aunque de forma desigual debido a las específicas condiciones locales de cada área geográfica y al enorme peso de una idea preestablecida que ciñe estrictamente este concepto a la idea de construir edificios energéticamente eficientes, cuando de hecho abarca muchos otros aspectos.

Profundizar en el conocimiento de qué es el estándar Passivhaus y cuál es su actual realidad y los principales retos que afronta hacia el futuro, concretamente en el ámbito de Iberoamérica, fue el objetivo de esta mesa redonda moderada por Fredy Massad, arquitecto y crítico del periódico ABC, y en la que tomaron parte Micheel Wassouf, socio fundador de Energiehaus Arquitectos (España); Pedro Reyna, socio fundador de Arquitectos PUMM (Argentina) y Marcelo Huenchuñir, CEO de Arquiambiente LTDA (Chile).

Desde sus propias experiencias como Passivhaus Designers en diferentes contextos de Iberoamérica, estos tres profesionales coincidieron en una misma respuesta para la pregunta que constituía el punto de arranque para este encuentro y que se resume exactamente en la formulación planteada por Pedro Reyna: «Ojalá se convierta en una moda, porque su necesidad es absolutamente evidente». «Es una moda con sentido, sobre todo tras haberse hecho evidente durante el confinamiento al que forzó la pandemia que habitamos edificios con serias deficiencias ambientales», apostilló Marcelo Huenchuñir, señalando el gran esfuerzo que muchos arquitectos latinoamericanos están llevando a cabo para que el estándar Passivhaus se ponga de moda para así facilitar su implantación.

La labor que está desarrollando el Instituto Iberoamericano Passivhaus (ILAPH), una red y plataforma de colaboración entre Passivhaus designers, está resultando por ello clave dentro del escenario que conforma esta región, integrada por países que presentan muy heterogéneas características, tanto en lo concerniente a lo climático, como a lo social, político y económico. El ILAPH tiene como propósito contribuir al desarrollo de la edificación según el estándar Passivhaus dentro del ámbito regional iberoamericano, labor que plantea actuando como un espacio de formación y donde los Passivehaus designers pueden compartir sus experiencias y conocimientos en tecnología.

«La infinidad de recursos, además del magnífico nivel de los profesionales, significa que existe un enorme potencial para desarrollar el estándar Passivhaus en Iberoamérica», recalcó Huenchuñir, agregando que la filosofía desde la que el ILAPH desea plantear su actividad y seguir creciendo es la misma que sustenta la arquitectura de Francis Kéré, galardonado este año con el premio Pritzker: construir para todos, edificar para brindar a toda la comunidad bienestar y oportunidades.

Otra de las acciones que lleva a cabo el ILAPH es crear convenios con diferentes instituciones e invitar a empresas a incorporarse a esta red.

Esta necesidad de establecer formas de vinculación entre diferentes agentes, tanto públicos como privados, fue unánimemente señalada por estos profesionales como una vía imprescindible para lograr que el estándar Passivhaus vaya gradualmente consolidándose como parámetro básico para la construcción y se convierta en universalmente asequible.

«El papel de empresas fabricantes de materiales preocupadas por el impacto medioambiental de sus productos y que han tomado con responsabilidad un compromiso al respecto, como Knauf, es fundamental», señaló Wassouf, quien advirtió también que el elevado producto de productos con certificación Passivhaus constituye en la actualidad un serio obstáculo para la implantación a mayor escala de este estándar. A ello se suman las dificultades que plantea hoy por hoy la inexistencia de un mercado, apuntó Huenchuñir. No obstante, como observó Reyna, el factor de que el estándar Passivhaus se encuentre de moda puede resultar una importante ventaja, puesto que puede ser el incentivo que aliente a muchas empresas locales a obtener estas certificaciones a fin de no quedar al margen de un negocio que actualmente lideran multinacionales extranjeras.

Huenchuñir destacó cómo el papel del arquitecto es clave en este escenario: «La acción del arquitecto es fundamental para que las empresas adquieran o importen determinados productos. Son también los arquitectos quienes están asesorando a las empresas locales para que los productos que están desarrollando se ajusten al estándar Passivhaus. La colaboración entre profesionales y empresas en el ámbito de la construcción es indispensable.»

Un punto claro de coincidencia entre Wassouf, Reyna y Huenchuñir es que en este momento el gran desafío respecto al Passivhaus en Iberoamérica es lograr que sea fijado en la agenda política como estándar básico para la construcción de vivienda social.«Es un camino que posiblemente requiere implicación y esfuerzo por parte del ámbito político y económico», señaló Wassouf, advirtiendo que va a tratarse seguramente de un trayecto que requerirá de algunos años de recorrido. «Son necesarios proyectos piloto (hoteles, oficinas, viviendas de alto standing…) que sirvan como faros. Proyectos que introduzcan este estándar en Iberoamérica con el objetivo de poder llegar finalmente a las viviendas sociales. Aunque en México, por ejemplo, se han llevado a cabo algunas experiencias piloto con buenos resultados, es imprescindible una mayor implicación de las administraciones públicas para afianzar un estándar inicial de bajo consumo que, gradualmente, pueda ir incorporando sucesivas mejoras que vayan conduciendo a alcanzar el estándar Passivhaus. Tal vez sea un camino que tome cinco, diez, quince años…En este momento, aún es difícil de prever.»

Huenchuñir insistió en este mismo punto: «Se dispone ya del conocimiento y la tecnología para construir edificios energía cero, y que incluso producen más energía de la que necesitan. Es fundamental la voluntad política para fomentar experiencias piloto. Es necesario que haya autoridades que se comprometan con la reducción. Quizá no se llegue a una implantación al 100% del estándar, pero, a medida que vayan haciéndose mejores las viviendas, podrá ir avanzándose y esa brecha de una década que considera Micheel podría quizá ir acortándose. Es claramente un tema de política, de asignación de recursos.»

El crecimiento del Passivhaus que se está produciendo en Latinoamérica gracias a estos arquitectos que están traduciendo a las circunstancias específicas de sus propios países el conocimiento adquirido en Europa es extraordinario, destacó Reyna, que insistió en la importancia de que se haya puesto de moda: «Es importante que esté de moda, que se consolide, porque es una rama del building science, un ámbito que está situándose paulatinamente cada vez más en el centro de los debates sobre arquitectura. Hoy estamos viviendo la revolución de los geeks y los nerds y Passivhaus forma parte de esa ola: de repente, la ciencia ha pasado a ponerse al servicio de los edificios, los cuales han empezado a expresarse de manera cool, y lo están haciendo justamente a partir de esa ciencia. Es una moda de efectos absolutamente deseables y necesarios.»