David Juárez nos explica con detalle la gestación de un edificio sin precedentes en pleno centro histórico de Barcelona. Se trata de una vivienda modular donde el elemento estructural son contenedores marítimos reutilizados. Este es el primer proyecto llevado a cabo bajo el programa APROP (Alojamientos de proximidad provisionales), una iniciativa del área de Derechos Sociales del Ayuntamiento de Barcelona orientada a proporcionar alojamiento temporal a personas y familias que han perdido sus hogares por distintas razones.

¿Cómo os involucrasteis en este proyecto?

David-Juárez-LatimerAntes de este proyecto estábamos participando en un estudio del ayuntamiento para construir vivienda pública en diversos espacios de la ciudad en el marco de una iniciativa llamada ATRI. Nuestra colaboración en esta iniciativa era con la concejalía de vivienda, pero en realidad la preocupación por la emergencia habitacional se extendía a otras áreas del consistorio. Por esta razón la Concejalía de Derechos Sociales nos contactó a nosotros y a otras dos organizaciones (Cooperativa LacolBestraten Hormias Arquitectura)   para implementar vivienda de emergencia social a través de la iniciativa APROP.  Y entonces empezamos a redactar un proyecto básico…

Que, de todas formas, tenía que salir a concurso público…

Efectivamente, y nos presentamos con el despacho vasco Eulia Arkitektura completando el equipo con las constructoras Constècnia y  Eurocatalana, y con la arquitecta Yaiza Terré

Estamos pues ante una realización colectiva, sin olvidar la aportación de los técnicos del ayuntamiento. La participación de cada uno de los miembros del equipo y la colaboración entre todos ha sido muy importante de cara al resultado final.

“Hemos dado solución a un problema de emergencia habitacional ahorrando costes.”

El edificio está pensado para emergencia habitacional ¿Estamos hablando de situaciones de desahucio?

Sí de desahucios, pero también de situaciones de personas que han perdido su hogar por un incendio o por cualquier otra situación que se pueda imaginar y que no tienen dónde ir. Es importante remarcar que no estamos hablando de vivienda sino de alojamiento. La figura del alojamiento proviene de la Ley 18/2007 y es para atender una situación provisional. Hay que añadir que el edificio lo promueve la Concejalía de Derechos Sociales y no la de Vivienda.

¿El fuerte componente social de este proyecto ha condicionado la manera de trabajar?

Sí, totalmente. De entrada, se trabajó con la premisa innegociable de que hubiera un grado importantísimo de prefabricación para acortar los tiempos de la obra. Además, no solo había una apuesta por la construcción modular y en seco, sino por un elemento estructural de la obra: los contenedores marítimos reutilizados. Por tanto, se hizo necesario investigar cómo encajaba este elemento en nuestra normativa porque no había precedentes. Este generó decenas de reuniones y tuvimos que superar muchas reticencias y un cierto escepticismo por parte de algunas instancias. Tuvimos que convencerlas, e incluso diría seducirlas, para que vieran el proyecto como algo viable.

¿Sería excesivo decir que costó más tiempo estudiar todo esto que construir el edificio?

No, sería justo. El desarrollo del proyecto, entendiendo desde el proyecto básico al ejecutivo y sus revisiones, nos tomó un año y medio aproximadamente. La obra, en cambio, solo duró tres meses.

¿Es novedad absoluta utilizar contenedores para viviendas en España?

Para viviendas plurifamiliares sí. Existen algunas realizaciones como construcciones temporales para exposiciones o eventos y viviendas unifamiliares.

«El desarrollo del proyecto, nos tomó un año y medio aproximadamente. La obra, en cambio, solo duró tres meses.»

¿Cuáles han sido los principales retos al ejecutar el proyecto?

El gran reto ha sido superar la desconfianza que todavía existe sobre la construcción modular que muchos asocian a algo precario o provisional. Luego, al ser los contenedores marítimos un elemento fundamental, esta desconfianza se incrementaba. Por dentro los contenedores ya venían perfectamente preparados, pero por fuera parecía que estaban en un muelle. No tenían un gran aspecto…

¿De dónde surgió la idea de utilizar contenedores?

Nos dimos cuenta al estudiar el problema de la emergencia habitacional que los contenedores eran una buena solución y vimos que en diversos proyectos internacionales ya se habían utilizado con éxito. Hay que tener en cuenta que el precio del kg de contenedor utilizado es muy económico y está muy por debajo del precio de hierro estructural. Por otra parte, es un objeto extremadamente  robusto, que está preparado para aguantar 10 veces su peso.

Para este proyecto hemos utilizado un contenedor para alojamiento individual y dos contenedores para alojamiento familiar. Esto se traduce en 30 y 60 metros cuadrados de espacio construido respectivamente.

El contenedor es solo una parte del edificio…

Claro, una parte que ha cobrado mucho protagonismo, aunque solo supone un 25% del inmueble. Su función es ser la estructura en la zona habitable de la primera a la cuarta planta. Hemos tenido que añadirle aislamiento térmico, acústico y protegerlo del fuego.

Al estudiar el recubrimiento hemos procurado que cumpla estas tres misiones a la vez. Le hemos colocado también suelo radiante, que es muy eficiente y confortable, y además da una inercia térmica al edificio muy importante.

En el techo y los tabiques hemos aplicado un sistema de doble placa de Knauf que nos asegura 60 minutos de protección de la estructura contra el fuego. Los contenedores están revestidos en el exterior por los mismos elementos de Knauf que en el interior.

Luego, tenemos una doble fachada. La piel exterior adicional es translúcida y aparte de la protección cumple otra función ya que el edificio por norma tiene que cubrir una volumetría determinada para encajar con los edificios del entorno y con la estructura de los contenedores no se acaba de cubrir. Esto se logra precisamente con la piel exterior, que está hecha de policarbonato celular y madera.

¿Tenéis feedback de los usuarios?

Sí, los que viven en el contenedor individual lo encuentran demasiado pequeño. Precisamente ahora estamos en otro proyecto en Caldes de Montbui para vivienda joven donde combinaremos contenedores con estructura de madera y esto dará más aire y flexibilidad. En la nueva generación de realizaciones de APROP se piensa ir al “contenedor y medio” para superar la sensación de un espacio demasiado justo.

¿Cómo se ha tratado la iluminación y el balance energético?

Los contenedores están abiertos en sus dos extremos. Y además con la fachada translúcida estamos maximizando la radiación solar que pueden recibir los contenedores. Es una manera de que en invierno se pueda reducir la demanda energética que ya controlamos, por otra parte, con un buen aislamiento, tanto en la cubierta como en las fachadas. A pesar de contener la demanda, necesitamos una aportación de energía con un sistema de aerotermia. La bomba de calor aerotérmica es más eficiente que la convencional. El edificio incorpora también placas fotovoltaicas. Con todo ello hemos conseguido la certificación energética doble A.

«Se buscaba un sistema más rápido, más económico y más ecológico que la construcción tradicional. Y ha funcionado en estos tres frentes, aportando una solución a un problema de emergencia.»

Además, con la economía circular disminuyen las emisiones.

Claro. Los contenedores no son material nuevo. Normalmente habrían ido a parar a una fundición donde hubiesen generado más emisiones. Al darles una nueva vida cerramos un ciclo. La manera en que se han hecho las instalaciones en la azotea está pensada para desmontarlas fácilmente. El edificio entero se podría desmontar en cuatro semanas como mucho para ser ensamblado en otro lugar.

¿Podríamos calificar el proyecto de éxito?

Cuando revisamos las premisas de partida del proyecto y vemos que se han cumplido y que se han superado todos los obstáculos, pienso que todo esto es muy esclarecedor. Se buscaba un sistema más rápido, más económico y más ecológico que la construcción tradicional. Y ha funcionado en estos tres frentes, aportando una solución a un problema de emergencia.

 Se ha logrado un ahorro de costes significativo en la estructura frente a la construcción tradicional. Esto es relevante porque la estructura suele representar un 25% del coste total de un edificio. Y si, además, el período de la obra de reduce de un año y medio a cuatro meses el ahorro es remarcable.

Pero pensemos ahora en términos sociales. Para las personas que, por la razón que sea, se ven privadas de vivienda el ayuntamiento debe pagar una serie de ayudas de emergencia. Con este edificio se cambia el modelo: la ayuda es una infraestructura habitable. Si yo fuese un gestor público de cualquier ciudad creo que me tomaría muy en serio este sistema.

«Con la tradición que tiene este país en construcción y siendo este sector un motor de la economía, no puede ser que dejemos escapar el tren de la construcción industrializada.»

Que sin la construcción industrializada no hubiese sido posible.

Con la tradición que tiene este país en construcción y siendo este sector un motor de la economía, no puede ser que dejemos escapar el tren de la construcción industrializada. Proyectos como este nos demuestran que vale la pena apostar por esta opción.

Como explicamos en el  post anterior, el despegue de la construcción industrializada es un hecho que aporta beneficios, tanto a las empresas del sector como al cliente final.

 


 FICHA DEL PROYECTO

Arquitectos: Straddle3, Eulia Arkitektura, Yaiza Terré Estudi d’Arquitectura

Superficie: 816 m²

Año: 2019

Fotografías: Adrià Goula, Straddle3

Arquitectos Responsables: David Juarez, Jon Begiristain, Yaiza Terré

Colaboradores: Oihana García, Paula Kobeaga, Ibai Lamarca, Pere Estevez

Cliente: Ayuntamiento de Barcelona, Área de Derechos Sociales

Ingeniería: Vilo Projects, Ordeic

Diseño Energético: Societat Orgànica

Construcción: UTE Constècnia + Eurocatalana

Documentación: Detalle fachadaSecciones A B | Planta primera