La rehabilitación en España está varada en un cruce de caminos. Por una parte, desde inicios del siglo XXI, el debate sobre la necesidad de emprender una rehabilitación del parque edificado adquiere cada vez más fuerza y presencia. Por otra, distintas barreras han impedido dar una respuesta a gran escala a esta necesidad. De hecho, es uno de los países europeos que menos rehabilita.

En esta encrucijada, España podría estar pronto en condiciones de tomar el camino correcto, siempre que se den una serie de condiciones. Pero antes de llegar aquí, veamos una breve panorámica sobre el estado de la cuestión y los principales aspectos que inciden en ella.

Un dato de partida: cerca del 60% de las viviendas españolas fueron construidas antes de 1980 y cuentan con aislamientos deficientes y escasas medidas orientadas a la eficiencia energética. Y otro no menos significativo: de manera óptima, cada año se deberían rehabilitar energéticamente 250.000 viviendas y apenas se llega a las 25.000. La fuente de este último dato es un estudio realizado por el Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR) y publicado en 2018 por el Green Building Council España y CONAMA. La situación no ha variado sustancialmente en los últimos tres años.

ARGUMENTOS DE PESO

Hablábamos al inicio de necesidad. No son pocos los argumentos que la sostienen. Uno de ellos sería el mantenimiento de los compromisos internacionales de España en cuanto a reducción de emisiones, y también con la Unión Europea, para transponer las normas que inciden en este ámbito, como la Directiva 2018/844, centrada en la edificación y la energía, y la Directiva 2018/2002 relativa a la eficiencia energética en general.

Además, el ahorro de emisiones con una rehabilitación ambiciosa tendría notables repercusiones ambientales y económicas. Según la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP) si se siguiera masivamente el estándar passivhaus en la rehabilitación prevista para esta década se obtendría  un ahorro de entre 365 y 474 millones de kilovatios anuales consumidos y de 4.965 toneladas de CO2 emitidas a la atmosfera. El ahorro económico oscilaría entre 25 y 32 millones de euros al año.

Se podrían citar muchas otras razones, no menos importantes que las anteriores: el mantenimiento de la calidad de los elementos constructivos para ofrecer seguridad, confort y accesibilidad a las personas y para combatir la pobreza energética; la importancia de adaptar las viviendas a las nuevas tipologías de convivencia; el hecho de poder atajar el declive de ciertas zonas de la ciudad que suele ir de la mano de la degradación de los edificios.

Y aun habría que añadir la incidencia positiva de la rehabilitación en la creación de puestos de trabajo. Organizaciones tan distintas como la CEOE o CCOO han llegado a conclusiones similares en este sentido. La pasada década, la patronal publicó un estudio titulado La rehabilitación de edificios como motor de crecimiento y empleo. El estudio realizado por el sindicato es La generación de empleo en la rehabilitación y modernización energética de edificios y viviendas. Ambos coinciden de manera inequívoca en que la rehabilitación es un factor clave para crear ocupación estable.

¿POR QUÉ NO SE REHABILITA MÁS?

Los planes, normativas e instrumentos para activar la rehabilitación no solo existen, sino que son abundantes. Sin ser exhaustivos, hay una Estrategia a largo plazo para la rehabilitación energética en el sector de la edificación en España, un Plan Estatal de Vivienda, y una Ley de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas.  Muy relevante también es el Real Decreto Legislativo 7/2015  que reúne en una sola norma todas las disposiciones relativas al suelo, a la rehabilitación y la regeneración urbanas, aclarando y armonizando toda su terminología y preceptos legales.

Por otra parte, el Código Técnico de la Edificación establece claramente todas las exigencias a cumplir por los edificios rehabilitados sobre seguridad y habitabilidad. A ello cabría añadir una retahíla de leyes y ordenanzas que a nivel regional y local estimulan la rehabilitación.

¿Qué ocurre entonces? Se podría resumir diciendo que más no es mejor. Según apunta el estudio del Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR) no hay una coordinación entre la Estrategia y el Plan Estatal de Vivienda y, por otra parte, los recursos europeos que capta el IDAE para sus campañas de subvención a la eficiencia energética están desvinculadas de la Estrategia y el Plan Estatal de Vivienda. El potencial de estos instrumentos se dispersa por falta de una interrelación bien trazada entre ellos.

El mismo estudio indica que el parque edificado “sigue siendo un gran desconocido”. No se dispone de un diagnóstico profundo del mismo y debido al peso de la vivienda plurifamiliar de propiedad atomizada no se tiene en cuenta que el ritmo de rehabilitación viene condicionado por el nivel de renta en cada lugar.

Hay muchas comunidades de vecinos que no pueden aprovechar las subvenciones ya que no tienen capacidad de gestión y, si emprenden obras, abordan las imprescindibles, pero no rehabilitaciones integrales. Además, de que es poco accesible a los interesados, la fórmula de la subvención como instrumento de fomento de la rehabilitación –apunta el estudio– resulta muy afectada por la existencia o no de convocatorias ya que se alternan periodos en que las subvenciones están disponibles y otros en que no, mientras que la necesidad de rehabilitación es constante e incluso creciente.

El problema de financiación es, por tanto, un elemento que también frena el avance de la rehabilitación. El estudio lo sintetiza de este modo: “pocos recursos, discontinuos y de acceso complejo”.

En este contexto, vale la pena destacar el briefing  Rehabilitación energética de los edificios en España y la UE. Experiencia adquirida y principales recomendaciones, redactado por Pilar de Arriba Segurado, técnica del IDAE. Además de comentar la cuestión de la rehabilitación en general, el documento incluye una clara exposición de las medidas de apoyo financiero existentes para la rehabilitación energética.

FONDOS EUROPEOS

Un estudio de Greenward Partners, empresa especializada en la financiación de proyectos de renovación energética de edificios, ha señalado que España necesita 40.000 millones de euros en los próximos 10 años para mejorar la eficiencia de su parque edificado y destaca que hoy por hoy cuatro de cada cinco edificios son ineficientes energéticamente, lo que supone un 82% del total.

El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía española tiene entre sus grandes pilares el impulso de la transición verde y uno de sus componentes es el plan de rehabilitación de vivienda y regeneración urbana. El Plan de Recuperación ha de servir para canalizar los 72.000 millones previstos en los fondos europeos y la propia Unión Europea ha propuesto una “oleada” de renovaciones de edificios para contribuir a la descarbonización de la economía europea en el horizonte 2050.

Según informó El País, de estos fondos europeos, el gobierno destinará 5.800 millones a distintos programas de rehabilitación con la eficiencia energética como eje común. Asimismo, se contemplarán ayudas a los propietarios que podrían cubrir entre un 35% y un 100% del coste de las obras.

El Economista, por su parte, ha apuntado que las empresas de la cadena de suministros de material de construcción, que incluye a los fabricantes y a los distribuidores, presentarán un plan al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para participar en el programa de Rehabilitación de viviendas.

CAMBIO DE MODELO

Los fondos europeos, junto con la voluntad política del gobierno, garantizan la presencia de recursos para la rehabilitación ¿pero es esto suficiente? Ya hemos comentado anteriormente que hay otros factores en juego que pueden ser determinantes en aprovechar correctamente los recursos disponibles (información, gestión, coordinación de la administración) y sobre los cuales habrá que incidir.

Esta es también la visión de Francisco Javier Martín, director General de Vivienda y Suelo del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA) quién se manifestó en los siguientes términos en un acto público: ““Si no generamos un modelo a medio-largo plazo, que no sea estrictamente dependiente de una inyección de capital, fracasaremos. Se acabarán los fondos europeos y dejaremos de rehabilitar. Es el momento y la oportunidad para revitalizar el parque edificado, y lo tenemos que saber trasladar a la sociedad y al sector”.

Existe, pues, una conciencia creciente de que hay que cambiar el modelo, o si se quiere el método, por el cual se articula todo lo referente a la rehabilitación. Por esta razón el director general de Vivienda subrayó en ese mismo foro que el gobierno impulsará la figura del agente rehabilitador para gestionar las ayudas destinadas a las comunidades de propietarios. Además, explicó que el gobierno subvencionará al 100% un documento técnico previo que permita a las comunidades de propietarios conocer el potencial de mejora del edificio.

No está de más recordar que la edificación es responsable de más de un tercio de las emisiones de CO2 y del 40% del consumo de energía en Europa. Por tanto, el reto global frente al cambio climático y la sostenibilidad pasa por construir teniendo en cuenta está cuestión, pero especialmente por adaptar el parque edificado a este reto. En España el reto es más acuciante si cabe por las razones expuestas. La parte positiva es que las circunstancias nunca habían sido tan favorables para afrontarlo correctamente.