Sostenibilidad también es…
La ciencia de la eficiencia: eficiencia energética y rehabilitación

El valor de un edificio también se mide por la cantidad de energía que gasta. El sector de la edificación es el responsable del 40% del consumo total de energía. El impacto que produce sobre el medio ambiente, en este sentido, no puede conducir sino a un replanteamiento de los conceptos, estrategias, sistemas y fórmulas asociadas con el urbanismo en sus múltiples aspectos. En este necesario cambio de paradigma, en búsqueda de la eficiencia energética, deben intervenir todos los agentes sociales. Desde los urbanistas hasta los usuarios finales: la toma de conciencia acerca de la salud de un edificio en términos energéticos tiene que ser global. Por ejemplo, a través de la valoración adecuada de lo que suponen las Certificaciones energéticas de los edificios. Para mantenernos informados contamos, por ejemplo, con instituciones como el IDAE (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía) y su Servicio de Información al Ciudadano en Eficiencia Energética y Energías Renovables (SICER). Sin duda es el momento de hacernos preguntas tan pertinentes como: ¿tienen los edificios que habitamos pérdidas energéticas? ¿dónde podemos localizar estas pérdidas y cómo podemos mejorarlas? ¿disfrutan nuestros edificios de un buen aislamiento que revierta en el confort y contribuya con los estándares de sostenibilidad?

La legislación responde en pos de la eficiencia energética

Se calcula que los edificios consumen más energía que otros sectores, como por ejemplo el caso del transporte (33%) o el sector industrial (26%), representando el 41% del total de consumo energético de la Unión Europea, y siendo los responsables del 35% del CO2 que se emite a la atmósfera. Cuando nos paramos a pensar en que los sistemas de calefacción y aire acondicionado significan dos tercios del consumo energético total de un edificio, parece evidente que necesitamos reformular los sistemas que hasta el momento se han empleado.

La Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y el posterior Real Decreto 235/2013 del 5 de abril, mediante el cual se aprobaba el procedimiento básico para la certificación de la eficiencia energética de los edificios, son reflejo de tal preocupación. Tales directrices hacen referencia tanto a obra nueva como a rehabilitación, venta o alquiler y se centran en la necesidad de conseguir que los edificios tradicionales se conviertan en edificios de consumo de energía casi nulo. La consecución de un buen comportamiento térmico de la envolvente, gracias a unos materiales y sistemas adecuados para tal fin, se convierte en una de las necesidades prioritarias para alcanzar los estándares establecidos.

La necesaria perspectiva energética en la rehabilitación

Según recoge el ya mencionado IDAE, el aislamiento es la solución más adecuada en la rehabilitación de edificios para asegurar su eficiencia energética. De hecho, poco a poco va calando un nuevo concepto: la rehabilitación térmica. Esto hace hincapié en el hecho de que un edificio puede presentar la necesidad de ser sometido a rehabilitación no solamente por presentar problemas o deterioros concretos en alguna de sus partes sino por haber sido construido sin la necesaria protección térmica y sin contar con la eficiencia energética. En España se calcula que más de la mitad del parque de viviendas ha sido construido sin el necesario aislamiento térmico. Concretamente, se estima en un porcentaje cercano al 30% la cantidad de viviendas que se han construido entre 1993 y la actualidad. Precisamente en estos casos, los daños de las estructuras tienen mucho que ver con las deficiencias en el aislamiento térmico y la inadecuada selección de los materiales de construcción.

El despilfarro energético (y también económico) que está detrás de un nefasto aislamiento térmico impide que los hogares alcancen cotas de bienestar sostenible en comunión con el medio ambiente. Por ejemplo, que una vivienda no pueda mantenerse entre los 20 y los 25 grados de climatización adecuadamente, dado que el calor y el frío se escapan por las paredes, los suelos, los techos, las ventanas… La corrección de los puentes térmicos es uno de los retos más importantes.

Es por ello que, desde las instituciones públicas y bajo la necesidad de adherirse a las directrices europeas, se han impulsado programas de apoyo en relación con la rehabilitación energética de edificios existentes. Un claro ejemplo de ello es el PAREER II, vinculado a la Dirección General del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía y al FEDER (Fondo Europeo de Desarrollo Regional). Si echamos un vistazo a la tipología de actuaciones objeto de las ayudas, observaremos que se hace hincapié en la reducción de las emisiones de CO2 y del consumo de energía final. Todo ello mediante las siguientes aproximaciones:

  • Mejora de la eficiencia energética de la envolvente térmica
  • Mejora de la eficiencia energética de las instalaciones térmicas y de iluminación
  • Sustitución de energía convencional por energía solar térmica
  • Sustitución de energía convencional por energía geotérmica

El aislamiento, la mejor solución

Generalmente solemos pensar en el “ahorro” como pilar fundamental de la eficiencia energética. No obstante, hemos de ir mucho más allá. Podríamos decir que supera el concepto fundamental de ahorro para llevarnos hacia derroteros de revaluar eficazmente los recursos disponibles. Se trata, por un lado, de la lucha por evitar las pérdidas energéticas. Y, por otro, del fomento del correcto aprovechamiento de la energía.

Un buen aislamiento térmico reduce los costes de calefacción; consigue proteger la propia estructura del edificio (favoreciendo su estabilidad a largo plazo y su revalorización); contribuye indudablemente con la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera; impide la formación de fenómenos de condensación por humedad en invierno y protege los espacios del calor exterior durante el verano. Gracias a un sistema de aislamiento de gran efectividad, como el que persiguen las soluciones de Knauf, podemos hablar de hasta un 80% de ahorro energético. Un caso paradigmático es nuestro primer Sistema de Fachada con Certificado Passive House, que supone el primer sistema de fachada completo con este prestigioso certificado otorgado por el Passivhaus Institut. Entre sus ventajas podemos destacar: ganancia interior (hasta un 8% de superficie útil), gran disminución del peso de la estructura (75%), 100% respetuoso con el medio ambiente y Certificado A+, IBR de calidad de aire interior.

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